Es innegable la estrecha relación que guarda América Latina con el viejo mundo. Dejando de lado el capítulo colonial, latinoamérica ha sido un lugar de refugio, autoexilio o el lugar dónde empezar de nuevo.

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La migración es un fenómeno que siempre conlleva sincretismo, las costumbres de la tierra a la que se llega y aquellas que uno carga consigo en la maleta y que invariablemente regresan cambiadas al lugar de origen.

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La música no es la excepción y desde siempre los humanos hemos tenido la necesidad de contar nuestra historia cotidiana, nuestros miedos, nuestras alegrías y nuestras penas; el amor perdido, el amor encontrado y la muerte.